Cuando era Rey sabio y Maestro de oficio,
imaginé un palacio de mi gloria y rango.
Cavé cimientos y apareció otro edificio,
ruinoso y deslavazado bajo el fango.
Todo era basto en su obra sin arte ni esmero,
salvo epígrafe inscrito en cada bloque labrado:
“Detrás de mí vendrá un maestro obrero;
sabed que en su obra acabó mi legado”.
Derribé los muros y abatí las arcadas;
rehíce la hilada, el mortero y la cal.
Sin desprecio ni aprecio por las ruinas calladas,
tomaba a capricho el legado ancestral.
Pero entre aquella ceniza y mudo escombro,
derribado el pilar y su arquitrabe,
comprendí sólo entonces y con gran asombro
que en el sueño de aquel obrero reposaba la clave.
Siendo Rey orgulloso y de fe verdadera,
me llegó un mensaje de la noche arcana:
“No hay fin en la obra ni gloria postrera;
las torres de hoy son cimientos mañana”.
Dejé mi obra en manos del tiempo mensajero,
con un mensaje grabado en el sillar truncado:
“Detrás de mi vendrá un maestro obrero;
sabed que en su obra acabó mi legado”.
Notas:
Texto original de Las Cinco Naciones. Versión de: https://es.paperblog.com/el-palacio-de-kipling-768047/
Versión en inglés: https://www.kiplingsociety.co.uk/poem/poems_palace.htm
SOBRE EL AUTOR
Rudyard Kipling fue un escritor británico y prominente masón, además de Premio Nobel de Literatura en 1907. Nació en la India en 1865 y después residió en el Reino Unido. Fue iniciado a los 20 años en la Logia «Esperanza y Perseverancia» No. 782. Es conocido por su popular obra “El libro de la selva”. Kipling solía plasmar, en repetidas obras, parte del simbolismo y las enseñanzas de la orden, el presente texto es una gran muestra de ello.