Considerad atentamente en este recogimiento en el que os encontráis lo que el hombre debe hacer para merecer que le sea devuelta. Pues, por penoso que sea este trabajo, todo masón debe consagrarse a él, y pronto os será impuesto como un deber.
Decidid libremente. Os dejo a solas para que meditéis sobre los diversos objetos que la Orden os presenta a vuestras reflexiones; son mucho más importantes de lo que podríais pensar, poneos en estado de discernirlos.
Ritual de Aprendiz, Rito Escocés Rectificado, 1802.
El génesis de este Rito, comienza con los rituales modificados de la Estricta Observancia Templaría de los masones de Lion y Estrasburgo: Jean y Bernard de Turkheim, Rodolphe Saltzmann y sobre todo a Jean-Baptiste Willermoz, entre 1774 y 1782. Pero la realización final y concepción con el nombre de Régimen Escocés Rectificado es obra de Willermoz, que fue el genio, arquitecto y quien sistematizó la doctrina que lo vincula. Entre 1787 y 1788 Willermoz realiza la redacción completa y en 1802 sale a la luz la última revisión.
El origen del Rito Escocés Rectificado se nutre de la masonería francesa del siglo 18, que posteriormente va ser llamada “Rito Francés Moderno”, con sus tres grados y cuatro Ordenes, cuya influencia va constituir el concepto “Escocismo”, ligado a la Logia Saint Jean d’ Escocia con asiento en Avignon tomó el título de «Madre- Logia», en su fundación en 1770.
Lo que distingue el RER de otras prácticas rituales es su influencia en el sistema de Martínez de Pasqually, del cual hace su propia escuela, la cual no es masónica y se conoce como Martinismo en nuestros días, y era llamada la “Orden de los Caballeros Masones Elegidos Cohen del Universo”.
La ultima influencia se basa en otra orden Masónica Alemana, autodenominada la Estricta Observancia Templaría, llamada “Masonería rectificada” o “reformada de Dresde”, sistema alemán cuyo componente caballeresco primaba absolutamente sobre el aspecto masónico, pues se creía no solamente el heredero sino también el restaurador de la antigua Orden del Temple, abolida en 1312.
Willermoz organizó su sistema o Régimen en una arquitectura concéntrica, con tres “clases” sucesivas cada vez más interiores, secretas y compartimentadas. En su estructura originaria, el Régimen Escocés Rectificado comportaba tres clases, dos ostensibles y una secreta:
- La clase simbólica u Orden masónica, en la que se confiere y lleva a su término la iniciación masónica. Con cuatro grados: Aprendiz, Compañero, Maestro (Logias azules o de San Juan) y Maestro Escocés de San Andrés (Logias verdes o de San Andrés). Consideran que la iniciación masónica es incompleta sin este cuarto grado.
- La Orden interior, una orden de caballería cristiana. No se asimila ni a un sistema de altos grados ni a grados filosóficos. Tiene dos estepas: Escudero novicio (conferido por ceremonia de gestación) y Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa (conferido mediante una ceremonia de armamento). El Caballero Bienhechor no abandona su logia azul. Su compromiso es la beneficencia.
- La Profesión, que era una clase secreta.
Más tarde, el Régimen Escocés Rectificado (en el Convent des Gaules y en el Convent de Wilhelmsbad) se desmarca de la Estricta Observancia Templaría, renunciando así a una más que discutible filiación histórica con la Orden del Temple, conservando con ella una filiación espiritual, considerándose caballeros cristianos.
El Régimen Escocés Rectificado tiene como base estos principios:
- Fidelidad a los principios cristianos primitivos.
- Esoterismo cristiano.
- Perfeccionamiento de sí mismo por la práctica de las virtudes cristianas.
- Práctica de la beneficencia.
Para explicar un poco más del Rito Escocés Rectificado exponemos el texto la Estricta Observancia y el Rectificado del masón belga Pierre Nöel:
“Los rituales del Rito Escocés Rectificado fueron elaborados en unos veinticuatro años, desde 1775 a 1809, que vieron un intenso trabajo y un establecimiento laborioso. Se puede distinguir cuatro etapas esenciales: los rituales de Lyon, los de Wilhemsbad, la versión “corta” de 1785, la versión “larga “de 1788, esta última caracterizada por una impregnación martinezista que culminaría con el ritual de 1809. Nada impide, hoy en día a las logias rectificadas, elegir uno u otro de esos rituales sucesivos, todos conformes a un momento del pensamiento del fundador.
La impronta de un solo hombre, Willermoz, dio a toda esa empresa una coherencia que bien podrían envidiar los demás ritos masónicos. Convencido de que la masonería debía enseñar las “verdades esenciales”, las encuentra, o cree encontrarlas, en las enseñanzas de Martínez de Pasqually. Instruido, nunca cesó de impregnar a la institución masónica de ese martinezismo, alusivo en los grados azules, aparente en los discursos de instrucción final del grado cuatro, confeso en las Instrucciones secretas de la profesión. Debe reconocerse que se supo servir hábilmente de la tradición masónica francesa para comunicar un mensaje teosófico que le era extraño.
Pero si el maritnezismo es sin duda la línea directriz de la reforma, la estructura del Rito sigue siendo la de la Masonería ordinaria, es decir una adaptación bastante exitosa de la herencia británica y afortunadamente además porque es la única justificación de su lugar en el seno de la Masonería regular.
Podemos sin temor presentar la siguiente premisa: el Rito Rectificado es una forma entre otras de Masonería tradicional que se distingue por un aporte doctrinal extra masónico donde cada uno hace lo que le place. Martínez no era ni un juez infalible, ni, a fortiori, un Padre de la Iglesia.
Qué importa si en una intuición premonitoria, el lionés dejó que se le escapara algo que, hoy en día, permite la práctica armoniosa de uno de los Ritos mejor concebidos que conoce la Masonería, en perfecta concordancia con los principios de la Francmasonería regular”.